domingo, 13 de noviembre de 2016

Un verano fabuloso (3): Sigue Bailando!

Pues bueno, nos hemos retrasado un poco, pero al fin llegamos a la última parte de esta aventura (en lo que spinning se refiere). La verdad me quedan muchas cosas que podría contar, pero me voy a centrar en 3 días, los cuales merecen ser mencionados.

*Día 1: Seguramente una de esas jornadas que aunque pasen los años seguiré recordando y añorando. Una tarde de esas donde las cosas no empiezan como esperas. Muchos kilómetros a las espaldas para percatarte de que el lugar que pensabas patrullar esta impracticable. Es ahí donde tomas la decisión de echarte la mochila a la espalda y comenzar a caminar, y que sea lo que dios quiera.

Pues bien, tras caminar y caminar, localizas desde lo alto del acantilado una rompiente que te llama mucho la atención, y ahí decides bajar a ella y probarla. Una espuma densa invade el pesquero de a penas 1 m de fondo. Es hora de montar los minnow y arriesgar esperando no engancharlos con los obstáculos.

No llevar ni 5 min pescando y sentir la primera acometida, la cual dobla al completo tu caña y comienza a aprovechar la corriente para ponerte las cosas muy muy difíciles. Hay momentos donde no sabes si realmente una piedra te acabará por joder, así que pones el modo "Forzador ON" y comienzas a jalar del pez sin dejarle reaccionar.

Ahí este cambia su estrategia, y comienza a brincar como un loco, y en todo momento lo ves. Al final una ola te pone en bandeja de plata a tu rival, el cual no puede ser una mejor captura. Una baila inolvidable, la mayor que jamás hayas sacado, en una talla brutal para la especia, la cual será muy muy difícil superar algún día.



Sin duda ya con esta captura, la tarde sería recordada por mucho tiempo, pero aún faltaba llevarse a la boca una nueva sorpresa. Ya cuando no esperabas nada mas, sino te dedicabas a disfrutar del momento, llega una nueva acometida en la misma orilla.

Esta vez el pez pelea de forma diferente, no sabes diferenciar de que se trata, pero cuando levantas la caña y vez una gran boca blanca, abierta de par en par, asomar entre la espuma, ya te haces una idea de lo que es. Una maravillosa lubina, la cual logro levantar en peso.

Una alegría extra, ya que también se trata de la mayor que he logrado capturar hasta la fecha. Un momento inolvidable, el cual culmina con la devolución a su media de esta maravilla de animal. Sin duda fue ahí donde comprendí porqué apasiona tanto este pez a medio mundo, el verla irse en paz entre la espuma, es una sensación difícil de igualar. Sin duda la guinda para una tarde inolvidable.




*Día 2: Este día estuvo marcado por la inactividad. Absolutamente ni un solo roce en horas y horas de lances entre la espuma y la profundidad. Ya al mediodía, sin esperanzas ni ganas, decides anudar un minnow y ponerte a patrullar las orillas en busca de algún sargo.

Pero ahí, vuelve a aparecer con toda su fuerza la famosa Ley de Murphy, y cuando vas preparado para pelear animales de kilo, a parece el pez mas grande que jamás has tenido al otro lado de la línea. Los metros vuelan de tu carrete con una facilidad pasmosa, y vez al monstruo ante ti.

La madre de todas las anjovas, mas de 1m de carángido ante mi. Pasan los minutos y empieza a verse alguna esperanza de que el pez venga a mis brazos para la foto, pero en eso de repente plufff

Algo falla, pienso que se ha desclavado o a abierto un triple, pero mi sorpresa fue ver "la trinca" que une el bajo al artificial completamente deformada. Una gran decepción me invadió, ya que llevaba todo el verano buscando ese pez, pero bastó un día no ir a por el, para que viniese a saludar.

¡Para ya Murphy!


* Día 3: A mal tiempo buena ! Eso es lo que pensamos mi acompañante y yo aquella tarde de agosto. Una de esas tardes donde a pesar del calor infernal, no dan ni ganas de irse a la playa. Vientos endiablados, mar de fondo y una calima espesa como si de la espuma de un capuccino se tratase.

A pesar de ello, nos encontrábamos a las 4 de la tarde ahí pegados al mar. Las olas nos hacían posicionarnos en zonas mas altas de lo normal para evitar incidentes, y fue esto lo que me otorgo poder visualizar un momento fabuloso.

Estaba trayendo mi minnow con tirones suaves entre las olas, y mi posición me permitía verlo en todo momento. Durante un momento le perdí la vista al pasarle una ola por arriba, pero cuando volví a localizarlo me veo una figura canela posicionar tras este con mirada atenta.

Ahí un cambio de velocidad fue el detonante de una fuerte embestida por parte de esa figura canela. Ahí comienza una batalla corta pero intensa, donde el pez comienza a saltar en el agua alocado. Voy buscando acercarme a la orilla para levantar al pez, el cual ya tenía a la vista, pero fue ahí donde una gran ola me sorprende.

Yo logro esquivarla pero noto como ha agarrado a mi contrincante y directamente lo "estampa" contra las piedras. Acto seguido me acerco hasta donde estaba y la veo. Una preciosa pintona, la cual había "fallecido" en el acto. Como veréis en la foto, sobre su frente se ve asomar su masa encefálica.



Y bueno, con esto cerramos el apartado de spinning. Me quedan cosas por contar, pero no os quiero aburrir y con esto va lo mas destacado de un grato verano. Con ganas ya de repetir !!!

 

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Un verano fabuloso(2): Seguimos en vereda

 Tocaba cambiar de destino, un nuevo territorio el que investigar. Aún quedaban un par de días para que Isaac volviese a casa, y por tanto había que apurar al máximo.

Nos disponemos en un caletón alejado de la mano de dios, aún con noche cerrada. Equipos light conjuntados y se inicia la jornada, lanzando a los blancos y bravos espumeros. La actividad comienza con los primeros rayos de luz, cuando introduzco dentro de la espuma un minnow de color llamativo, algo lo acomete, pero se suelta. Yo andaba mosqueado hasta los topes, y lancé sin ganas casi a mis pies, empecé a recoger y noto un toque, pero no se clava, sigo recogiendo y se produce la acometida.

La 10-35 se dobla total, y comienzo a pelear al pez. Una ola acaba poniendo en seco a mi nueva captura, un pejerrey precioso. Pero ahí a la vista de que había tenido varias picadas, le digo a Isaac que lance a la espuma, que deben haber mas peces, y no me equivoqué. Fue decírselo y ya oírle gritar -¡Ahora!-

Nuestro primer doblete, en este caso con dos bonitos pejerreys que pudimos liberar en perfectas condiciones. Sin duda no pudo haber mejor forma de comenzar la mañana, pero aún quedaba tela que cortar...


 
 

 Pasó aproximadamente unos 20 min sin nada que destacar, la mar se iba poniendo cada vez mas peluda con la subida de la marea y ya se estaba acabando el amanecer. Lanzo un Molix Jugulo Jerk por detrás de la espuma, y mientras lo traigo veo como el caleton empieza a perder agua, signo inequívoco de que se avecinaba una gran ola. Ahí comienzo a gritar -¡hostia hostia!- y salgo hacia atrás para evitar mojarme hasta las cejas, cuando de repente empieza a salir metros de hilo de mi carrete, con el señuelo completamente parado y repito -¡hostia hostia!-

Mientras estoy pegado le grito a Isaac que meta su artificial en el espumero, y es entrar y estar de nuevo ambos clavados. Otro doblete para nuestra cuenta particular. Y de nuevo una doble devolución. Ahora sí damos por finalizada la mañana, con un sabor de boca, desde luego, insuperable.


 
 
 

Ahora nos toca afrontar el ultimo atardecer de Isaac en las islas, y de nuevo logra patear por tierras inexploradas. Isaac iba a tiro hecho con todo el equipo montado, yo sin embargo tenia que armarlo todo aún. Así que ahí estoy yo, preparando todo cuando oigo a mi amigo volver a gritar -¡Ahora ahora!-

Visualizo una figura plateada entre las aguas cristalinas, un pejerrey precioso había engullido su minnow. La pelea es de lo mejorcito con su equipo light. El pez se defiende con bonitos saltos y carreras, y al estar con un tiempo tan bueno y aguas tan cristalinas podemos disfrutar en todo momento del rival.



Finalmente lo acabamos poniendo en seco, y se desata la alegría. La única pena fue no tener opción alguna de liberar al pez, tal y como veis, engulló el señuelo hasta la coronilla, y fue imposible liberarla de este sin sacrificarla. Pero la verdad mejor forma para que Isaac se despidiese de las islas, creo no hubo. La mañana siguiente hicimos la última intentona, pero no hubo actividad ninguna, aunque pudimos disfrutar de un bonito amanecer.

 
 
Y nada, aquí acabaron los días juntos a mi amigo Isaac, con el cual en breve podré reunirme de nuevo. Sin duda pasamos unos días fabulosos, y aunque quizás no salió todo como pensábamos, gozamos de cada momento, que es lo importante.
 
 


¡Hasta pronto amigo mío!
 
 
Y bueno, aún nos quedan cosas que contar, ahora si en solitario, así que seguid atentos.
 
 
Un saludo y buena pesca !!

martes, 13 de septiembre de 2016

Un verano fabuloso(1): Un arranque de mención, con un invitado muy especial

Faltan pocos días para el comienzo de nuestra aventura, los nervios a flor de piel, y uno tratando de retocar los últimos detalles para que nada falle en esta aventura que tanto hemos esperado.

Al final nos plantamos en nuestro destino, como siempre rodeados de buena gente y buscando gozar de nuevas y fabulosas experiencias. Pero nos encontramos que Eolo no nos lo va a poner nada fácil. Vientos que superan los 40 nudos nos aguardan en esta primera semana, condiciones del todo menos idóneas para aproximarse a los pesqueros, pero una vez ahí, no nos íbamos a quedar con los brazos cerrados.

La primera gran sorpresa acontece en el segundo día de viaje, la cual fue sin duda la mayor pieza de lo que va de temporada. El lugar elegido era conocido por mi, pero no para bien. Seguro muchos recordareis que las pasadas navidades, en una de estas incursiones en solitario tuve la mala suerte e caer por una pared vertical y hacerme un buen estropicio en todo el cuerpo.

Pues bien, esos 40 nudos que hablábamos, nos limitaban la acción a ese sitio, era el único donde tendríamos alguna opción. Esta vez, para evitar percances varios de mis compañeros de viaje quisieron acompañarme, y la verdad, me sentí mas seguro a la hora de bajar ese acantilado, aún así me costó un poco, al rememorar con cada paso lo que pasó en aquel momento.

Volvía a estar ahí, la verdad un lugar maravilloso, alejado de la mano de dios, donde brotaba vida de cada piedra. Pues bien, llevábamos ya un tiempo lanzando, yo estaba con mi equipo mas ligero (caña 10-28gr, carrete 2500 e hilo 0.14)buscando que algún pez de pequeño o mediano tamaño apareciera, pero apareció algo muy diferente.

Manejando un Molix Jugulo Jerk a jalones secos, se produce una acometida relativamente suave, a la cual respondo con  dos fieros cachetes. Es ahí cuando noto que al otro lado había un "animal" de los buenos. Cuando vi su reflejo entre las olas, no pensaba fuese a ganar la batalla, pero esa tarde, la suerte me sonrió, y logré poner en tierra a uno de los peces mas grandes que he logrado sacar en mi vida a spinning. Una anjova fabulosa, la cual tras unas fotos realmente malas, logré que volviese a casa en un estado de perfección (no hizo falta casi ni reanimarla, fue tocar el agua y empezar a sentir su fuerza, siendo esta señal inequívoca de que quería irse a casa, y así fue).

 
 

Sin duda una captura fabulosa que me llenó de gran ilusión, pero pocas horas mas tarde tendría otra gran sorpresa. Tras sonar el despertador a las 5 de la mañana, me preparo, y con un frio endiablado salgo caminando hacia un pesquero diferente. A mi llegada el viento pegaba con toda su violencia, así que cada lance eran tiros desviados, debido a la acción de este viento casi huracanado.

En una de esas, con un Molix Jugulo Jerk, el viento me lo lanza a un espumero cercano. Ahí yo solo pensaba en sacarlo rápido de ese lugar para evitar perderlo, pero en ese intento por salvarlo, algo lo retiene con un golpe en seco muy muy severo.

Enciendo mi linterna y veo un lomo canelo revolviéndose entre la turbia agua. La verdad no distinguía bien que era, por la picada pensaba en una gran bicuda, pero mi gran sorpresa se dio cuando logré levantar al pez y ponerlo sobre el veril.

Era una baila buenísima, la mayor que había logrado hasta la fecha. Un animal fabuloso, con el cual tuve un gran percance a la hora de fotografiarla. El fuerte viento hizo que ninguna foto saliese bien, ni una sola. Yo no salía de mi asombro y mi desgana ante lo que me había pasado.



Así que para tener un recuerdo de ella (ya que ni pude grabar la pelea) uno de mis acompañantes me hizo esta fotografía. Soy el primero que detesta las fotos con peces muertos, pero en esta ocasión era esto o nada. Aunque lo mas importante fue poder disfrutar de este gran ejemplar tanto en el agua como luego en la mesa. Ya cada vez me quedo menos peces, pero este se vino para casa, ya que al día siguiente llegaría un invitado muy especial, al cual le daríamos a probar semejante manjar, junto al resto del equipo.

Ya eran las 8 de la tarde casi, y por fin nos reuníamos. Mi amigo Menorquin Isaac Gomila, un crack en todos los sentidos, con el cual pude compartir una semana de grandes emociones.

La primera de estas emociones no tardaría en producirse. En su primer amanecer en Canarias, el viento no paraba de azotarnos con toda su violencia. Isaac estaba amargado, no estaba acostumbrado a semejantes rachas de viento que no te dejan ni posicionar la caña para lanzar.

Pero entre tanto y tanto, y tras haber caminado un porrón de kilómetros llegamos a una zona jamás pescada por mi. No sabíamos que nos encontraríamos, pero lo que contaba, es que tenia una pinta de fabula, así que lo íbamos a intentar.

Al comenzar el intento nos damos cuenta de otro problema. Las algas invaden el pesquero, así que nos es muy difícil entre el viento y ellas mantenernos en la zona. Entre que hablamos Isaac y yo, monto un Molix Brugas, un señuelo que siempre me ha dado muchas alegrías, y que lo iba a lograr de nuevo.

Lo lanzo lo mas lejos posible, y empiezo a animarlo a jalones suaves y pronunciados. En una de esas, no puedo seguir recogiendo, mi caña se arquea y se produce una carrera violenta contra el fondo. Es ahí cuando intento evitarle llegar a "casa" y lo logro.



Acto seguido empiezo a bombear para sacar al pez de su zona de confort. Ya en la orilla, y entre las algas y una mar oscura, vemos una forma de un color llamativo. Al principio pensamos en un dentón, pero Isaac al estar en una posición mas elevada lo diferencia antes que yo, y grita a los cuatro vientos -¡Ostia tio! ¡Pargaco Pargaco!-

Y así es, una gigantezco pargo asoma de entre las oscuras aguas, es ahí donde Isaac enciende su cámara y puede grabar el final de la pelea. Una ola nos ayuda a poner a nuestro rival sobre una seca, e Isaac se abalanza sobre él, como si no hubiese mañana. Lo logra agarrar con el grip, y es ahí cuando ambos entramos en un estado de frenesí, con numerosos abrazos y con una felicidad plena.




Mi primer pargo, en un tamaño increíble para la especie, y más desde costa. Esta era una especie que siempre desee sacar, pero pensaba mi primera vez con ella seria con un ejemplar pequeño, y con un vinilo rascando el fondo, no con un ejemplar de varios kilos de peso y con un minnow a medias aguas. Sin duda un momento inolvidable, y mas con las fotos que me hizo Isaac, sin duda las mejores que tengo hasta la fecha.



Tras esto volvimos a casa, ya que nos quedaba un largo camino para regresar.

Al mediodía, cuando esperábamos la hora de la comida, decidimos ir a matar el tiempo con el equipito light, y la verdad pasamos un rato en grande al localizar los banquitos de anjovitas.





En una de esas tardes, Isaac y yo nos fuimos a un sitio en busca de peces "serios", un lugar donde la mar no perdona, pero donde se incrementaban las opciones de captura, buscando que Isaac lograse su primera buena pieza. La tarde se desenvolvía con tranquilidad, hasta que, me da por hacer el burro y lanzar un stickbait de casi 90 gr a la espuma. Isaac me miraba con cara de loco, pero poco tardé en quitársela. Una acometida en seco dentro de la espuma, una pelea guay y sacamos esta anjova.



Sin duda la voracidad de estos peces cada dia me sorprende mas, como son capaces de atacar un señuelo de tal envergadura. Algo increíble. Una foto y al agua. Pero no era esa Anjova la única que rondaba cerca.

En una de esas Isaac lanza a la espuma, y se ve como dos ejemplares muy guapos se lanzan a la vez y se pelean por el señuelo. Una pena ninguno de los dos saliese, pero ni 2 min después ya estaba clavado con una. Caña doblada, y el pez aprovechando la corriente para jalar con todas sus fuerzas. En la orilla ya lo distinguimos, una bonita anjova, la cual Isaac logró poner en seco. Pero cuando la íbamos a subir a lugar seguro, se suelta del señuelo, y empieza a correr hacia al agua dando saltitos. Ahí al estar yo mas cerca me lanzo por ella, pero me resbalo y me doy un ostión importante.

¿Cuál fue mi sorpresa? Ver que la anjova había quedado retenida justo bajo una de mis piernas. Ahí le grito a Isaac que traiga el grip, el cual llega para sostener al animalito de sus afiladas mandíbulas, poniendo en seco su primera buena captura en las islas. Sin duda una gran alegría, la cual culmino con la devolución del pez a su medio.



Nuestro penúltimo día en la zona se saldo con una nueva gran alegría. Pero esta fue precedida por una mañana con actividad nula, y con la reaparición de las algas, las cuales llegaron a estar en tal presencia que ningún señuelo podía nadar entre ellas, solo los paseantes eran capaces de escapar a sus garras, y fue ahí donde logré mi única pieza a superficie de las vacaciones, una pequeña anjovita que no duda en atacar al Molix WTD 90 tarpon. Por su puesto al agua a crecer.



A la tarde, mientras estábamos lanzando dentro de una bocana, le digo a Isaac que tenga cuidado al lanzar, no vaya a enrocar con las rocas el otro extremo de la bocana. Pero aún así en una de esas al lanzar se pasa de revoluciones, y enroca con las susodichas rocas.

Isaac en sus trece insiste para sacar el señuelo de esas piedras, y en una de esas este sale disparado, y cae al agua. Cuando va a tensar el hilo, algo lo engulle y sale disparado hacia el fondo. Su caña se arquea completamente, su carrete escupe metros y empieza a gritar -¡Ahora sí!-

La pelea dura 1-2 min de nervios a flor de piel, hasta que sale del agua y ahí montamos la fiesta. Un maravilloso abadejo, sin duda su mejor pieza del viaje, la cual dudo ninguno de los dos olvidemos, el cual acabo con su merecida devolución.




Y bueno, esto ha sido todo por ahora, seguid atentos que aún nos quedan por contar muy buenos momentos.

Un saludo y buena pesca !!!

viernes, 9 de septiembre de 2016

Un verano fabuloso

Buenos días a todos, hace ya mucho que no nos reunimos en este espacio, muchos meses han pasado de mi última incursión por el mismo, pero la espera ha merecido la pena. En estos días conoceréis numerosas historias que han acontecido en los últimos meses, las cuales intentaré que os sea lo mas ameno posible de conocer. En breve empezamos!

sábado, 7 de mayo de 2016

El eging, ¿alternativa para salvar bolos inminentes?

Buenas a todos

Últimamente la cosa ha estado realmente floja, por decir que ha sido prácticamente nula la cosecha de capturas. Siempre que hemos podido nos hemos levantado antes de que el sol despuntase, hemos caminado por zonas desconocidas, hemos lanzado hasta en el descuento... Por arriba, por el medio y por abajo de la capa de agua, ¿los peces? buena pregunta...




Pero hay una carta que hasta hace bien poco nunca pensé en explotar, y es que... No solo hay peces en el mar. A raíz de que aquella fría noche de invierno junto a Fabi y Peña lograse por sorpresa estrenarme en una nueva técnica, he ido descubriendo un pequeño nuevo mundo.

De las pocas veces que he podido acercarme al pedrero, los peces me han dado esquinazo (y por insistencia que no sea). A sido ahí donde he podido conocer a una nueva especie.

Un precioso molusco cefalópodo, que puede no sea el mas batallador, pero su voracidad y "técnica" para cazar, han dejado encandilado a un servidor. Hablamos de la Sepia.

Mi primer encuentro con este animal mimetista se remonta a una mañana fría de primavera. Tras muchos lances consecutivos con los artificiales destinado a los grandes, monto mi pajarita, sin ninguna pretensión, salvo ir probando nuevos movimientos.

Esos momentos en los que te evades de todo lo que te rodea, solo están  el mar y tú separados a escasos centímetros. Mueves delicadamente tu pájaro, sintiendo en cada momento como contacta con el fondo, y se eleva (imitando a la tan codiciada gamba). En una de esas, ya casi a tus pies, notas que tras contactar con el fondo, algo impide que el pájaro vuelva a volar, se dobla tu caña y salen tímidamente unos metros de hilo.

Poco después ves algo asomando en la superficie, en un primer instante parece no lo vas a poder sujetar, pero al final, la suerte echa un cable y puede agarrarlo. Solo el tenerlo ante ti te sorprende su facilidad para cambiar de color, como hace a sus cromatóforos trabajar al son de un único deseo... "Pasar desapercibido"


 
 
 
Y como no es lo mismo contarlo que verlo, un pequeño video que muestra todo lo antes narrado... Mi primera sepia.

 
 
 
Era la primera vez que esquivaba el tan temido bolo con uno de estos animales, y la verdad fue algo que me gustó. Una situación parecida, y con la cual acabaremos este corto relato, aconteció en una jornada de pesca en compañía de mi amigo Rayco. Los caracteres eran todos iguales: un amanecer, muchos cañazos, resultados nulos... La única diferencia radicaba en que ese día, el sol estaba en todo lo alto.

Recojo mi Wtd 110, lo guardo en la caja, agarro mi pajarita, aflojo el freno, me meto un poco en el agua, lanzo y espero a que esta se hunda. Repetimos el proceso, leves toques que imiten lo mas posible a esa pobre gambita despistada. A medio recorrido, entre el fondo fangoso asoman algunas piedritas perfectas para que estos seres se camuflen. Dicho y hecho, el pajarito asoma frente a uno de estos, lo ataca rápidamente y poco después ya esta fuera del agua para posar a cámara.

De nuevo se vuelve a mostrar el maravilloso don de estos seres, mimetizándose a las mil maravilla en presencia de numerosas algas pardas. Un placer para los sentidos.

 
 
Un saludo a todo y buena pesca !!
 

jueves, 25 de febrero de 2016

Una nueva aventura a las espaldas, en inmenjorable compañía

Hace ya un par de semanas que hemos regresado de nuestro último viaje, en compañía de mis amigos Fabi y Peña, donde a pesar de que la pesca no haya sido la mejor, hemos disfrutado de momentazos difícilmente igualables, los cuales iremos desengranando en los siguientes párrafos...

Día 1: Una trascada antes de la llegada

-Amanecíamos bien temprano, las ganas por volver a la octava eran gigantes, e incluso se palpaba un cierto nerviosismo por ver que nos encontraríamos a la llegada. La primera mañana nos salió, digamoslo así, regular. Por cosas del destino no acabamos llegando a la hora deseada a la octava, nos tocó ser pacientes y esperar a que las horas pasarán, pero todo acaba llegando, y a eso de las 4 de la tarde ya estábamos en el barco, rumbo a nuestro destino, con la consecuente alegría



Tras un corto trayecto, ya pisábamos nuestro destino. Un auténtico flujo de grandes sensaciones nos invadían, y solamente queríamos desenvainar nuestras cañas e ir a lanzar. Por tanto, llegamos al apartamento, dejamos las maletas, y con las mismas salimos rumbo a las orillas.

Tan solo teníamos una escasa hora para pescar antes de que la noche llegase, pero lo necesitábamos. Los peces en esa tarde no se dejaron ver, pero nos gozamos un atardecer de película. Tras esto retirada, y acondicionarnos como debía ser para la próxima mañana darlo todo.

Día 2: Un amanecer para el recuerdo

-Sonaba el despertador a eso de las 5 de la mañana, tocaba saltar de la cama, poner la cafetera a encender, y salir por patas al pesquero.

Antes del amanecer ya estábamos en la zona escogida, y a pesar de la oscuridad ya estábamos dispuestos a empezar a lanzar como posesos. Nuestra ilusión e insistencia obtuvo frutos, y nada mas al comenzar, Fabi abría el casillero del viaje, con una preciosa bicuda, y nada mas ponerla en seco, peña ya estaba clavado también, esta vez con un bicho de mas kilaje.

Yo me encontraba a un par de metros, con el agua por las rodillas, viendo el espectáculo, y cuando me disponía a recoger para ir a ver si hacia falta ayuda, ¡PAMMM! picadón en carrera, y se daba el pistoletazo de salida a la pelea mas larga que jamás he tenido a spinning.

Mientras yo comenzaba mi combate, peña terminaba el suyo, sacando del agua un bonito de los de recordad, mientras tanto, yo seguía a lo mio. Al principio parecía que mi contrincante se vendería fácilmente, pero me sorprende con una sacada de carro muy hardcore, a la cual me veo obligado a dejarle cancha hasta que fuese perdiendo energía.

Tuvieron que pasar unos 10 min hasta que el pez volviese a estar relativamente cerca de mi, siendo ahí donde Fabi le daría al PLAY en la cámara de video para comenzar a guardar los instantes finales de la pelea. Tras un par de intentos de subirlo por la seca, decidimos caminar un poco hasta una zona sumergida, donde me introduzco para agarrar a mi oponente.

Mi nuevo record personal de Sarda sarda, una gozada de pez, por todo, combate y todo. Sin duda un amanecer para el recuerdo...

 

 
 

 

Pero la mañana no acabó ahí, y es que faltaba que Fabi se diese su primer atracón de bichos. Estábamos Peña y yo revisando nuestros equipos para ver como habían quedado tras las batallas con los bonitos, cuando en eso se oye,  ¡EPAAA! Fabi ya estaba clavado, con otro bonito de nivel.

La pelea fue una auténtica gozadera (al igual que las anteriores), carrerones en todas direcciones, cabezeos, y para rematar una estampa con uno de los mayores bólidos de los mares Canarios. Sin duda de 10.


 
 
 

Ya transcurría la mañana, y nos preparábamos para la retirada, pero justo antes, Fabi volvió a sacarse otro as de la manga, y vuelve a estar pegado con un buen bonito. Esta vez mi amigo puso en práctica su expresión "Partir el cogote" al pez, y sin darle opción, el solito acaba poniendo en seco a otro precioso bonito.

 
 

Con esto dimos por finalizado el cual fue, sin lugar a dudas, el mejor amanecer del viaje, respecto a actividad, y peces. Esa tarde, tocaría dar una pateada de las que hacen pupita, con nulidad de resultados, aunque creo que mejor pasaremos a la siguiente mañana, la cual dudo que fabi pueda olvidar en su vida...

Día 3: La mañana de Fabi, el monster del viaje y una nochecita animada

-Volvíamos a regresar a las orillas a primera hora de la mañana. Y se repetía parte del guion del día anterior. Tras los primeros lances Fabi ya se había hecho con su segunda bicuda del viaje, otro ejemplar mas que majo, que le alegro esos primeros momentos de la mañana.

Tras movernos un poquito, e intentar por Tierra, Mar y Aire, Fabi vuelve a estar pegado. Esta vez se trata de un bicharraco XXL, que arremete contra su artificial a raz de fondo, y del cual no sale por nada del mundo.

Es poco el tiempo que Fabi logra alejar a este mastodonte de las afiladas cloacas, las cuales acaban quebrando su línea y dejando libre al pez. En ese momento supuso un mini bajón, pero creo que mi compi aún ignoraba lo que le esperaba unos buenos kilómetros de pateo después.

Y es que, entre tanta cala en la cual nos paramos a probar, observamos en una algo extraño. Se ve un aguaje raro en la orilla, y ahí Fabi es el mas listo de la clase. Sale escopetado hacia la orilla, lanza, y tras un par de toques, pegó uno de los que seguramente sean los peces de una vida. Un monster de lso gordos, el cual le haría sufrir y gozar por partes iguales durante unos buenos minutos.

El pez corre, hace resistencia y busca decenas de estratagemas para lograr romper la línea, pero Fabi esta fino, y logra que cada una de esas intentonas acabe en decepción para el pez, y alegría para el equipo.

Tras esto, vemos al animal, y lo logramos poner en seco. ¡EL REY DE REYES! un pejerrey precioso, el cual dio un peso de 7kg en la báscula, sin duda una pieza de ensueño... ¡Felicidades amigo!





Ya para colocar la guinda a este momentazo, logramos que este auténtico rey de los litorales canarios volviese a casa, para buscar seguir procreando a esta especie, la cual NUNCA me cansaré de decir... ¡Es la mejor que puede haber en estas tierras! ¡Larga vida al rey de reyes!


 
 

Tras este momentazo, seguimos intentándolo durante un poco mas de mañana, pero la actividad, como el resto del viaje, fue casi nula. Lo que si cabe destacar el Fotón que se marco Peña, con Fabi y conmigo en plena acción de pesca.

 
 
 
Tras esto, decidimos retirarnos, descansar un poco, y preparar el asalto nocturno, donde esperábamos hacernos con alguna piezita, en lugares donde el viento no fuese un hándicap, ya que un importante temporal se aproximaba, y las opciones se nos acababan.

Ahora dejamos el spinning momentáneamente para dedicar un poco de tiempo, Peña y Fabi a la pesca liviana con boya, y yo a mis queridos Lebranchos. Todos pudimos gozar de los que íbamos buscando, e incluso en una de esas, Peña pudo sacar su segunda pieza del viaje. Un pez que llevaba tiempo sin ver, y que siempre saca una sonrisa, no es otro que nuestro querido Abade.

 
 

Tras esto, Fabi y yo decidimos que es el momento de sacar los plásticos a paseo en busca de alguna sorpresa. Y es Fabi el que vuelve a clavar, dos bichos le "roen" dos vinilos XL, pero estos no logran clavarse, ¡Una pena!

Ya se hace de noche, el viento aumenta, y nos vemos mas limitados incluso con nuestra acción de pesca. Ya solo quedaba yo con los plásticos montados, siguiendo en mis treces, para apurar hasta el final en busca del pez, esta vez tengo la pizquita de suerte, cuando una preciosa bicuda arremete mi long minnow, devolviéndome a mis orígenes del spinning, donde fueron estos peces con los que mas aprendí y disfruté, sin duda, una captura especial.



Pero aún quedaba una sorpresita mas, y es que, a pesar de ser lo mas chico que logré cobrar en esta aventura, fue sin duda lo mas especial, y es que siempre es emocionante tachar de tu lista una nueva especie, con una nueva modalidad.

Así es, hablamos del Eging. Reconozco que hace no tanto llegué a estar loco por esta técnica, pero estar 2 años probando a saco, y tener una nulidad total de resultados, me hiso arrojar la toalla antes de tiempo. Pues bien, en este viaje Fabi nos había traido a Peña y a mi dos regalos... Dos pajaritas de eging de 4.0, especiales para nuestras costas.

Así que, pensé en probar con ella. Aflojé el freno del carrete, monte la pajarita, y la deje hundir lentamente, e iba improvisando mas o menos el movimiento de la misma.

Un par de lances después, ¡Sorpresa! se dobla la caña, el carrete chirria y se frena la pajarita. Llegó ese momento que tanto deseaba, y por el cual había dejado de pelear. Pero ahí estaba con un cefalópodo al otro lado, intento no perderle la tensión en ningún momento, y al final, alumbramos al mar, y lo vemos asomar, con sus cromatóforos a todo color, y sus brillantes ojos reflectando la luz de nuestras linternas.

Lo logro subir a una piedrita y dejarlo en seco. Ahí bajo y lo agarro. Sin duda una gran satisfacción, la mayor del viaje para un servidor. Tras esto damos por concluido el día (el viento el frio nos echaba para atrás)

 
 


Día 4: No doy una

-Comenzamos el último amanecer "en serio" del viaje, con un viento muy importante. Y para cerrar el ciclo, Fabi cobra la ultima pieza del viaje, otra buena bicuda. Peña también recibe una buena acometida, pero no da en el blanco. Pero sin duda esa mañana sería mía, acumulando 3 fallos, con un piezón de por medio.

El primero ocurre aún en plena oscuridad, cuando una buena bicu, le da duro a mi long minnow, pero no la logro enganchar. Ya con el sol asomando a lo lejos, me muevo un par de metros buscando movimiento, y encuentro un espumero mas que gracioso. Lanzo en este, y cuando mi artificial esta entre la espuma, sale de su guarida un abadejo como un burro, un animal de un buen par de kilos, el cual, engulle el señuelo, corre ferozmente al fondo, pero se suelta... Ahí creo me acorde de los santos de todo lo que existe. Y aún me queda un tercer fallo.

Una de las cosas que me hubiese gustado apuntarme en este viaje hubiese sido un bocinegro. Es un pez que aún no he logrado tachar de mi lista, y el cual tuve la opción de sacar, pero fallé, y es que rascando el fonod (literalmente) con un pequeño vinilo de 11cm, siento una picada franca. Poco después se destensa y saco medio vinilo, sin duda la guinda a una mañana gafada, la cual puede hubiese cambiado algo mi balance del viaje, pero bueno, ya será en otra ocasión.

El resto de día, no merece la pena comentarlo. El mar tiempo nos impidió hacer lo que queríamos, hasta tal punto que la mañana siguiente Fabi y Peña ya ni se animaron a probar suerte, yo fui, y lo único que rasque fue un frio de campeonato.

Resumiendo:

Este ha sido un viaje, donde lo que han brillado han sido los momentazos entre buena gente, donde han habido también alguna piezas, y un paraje sin igual aguardándonos.



Solo hay una cosa que me queda clara tras esto...

¡TENEMOS QUE REPETIR!

jueves, 28 de enero de 2016

Unos mazapanes, un turrón, una caída y un objetivo cumplido: Crónica de los últimos días de la temporada 2015 y primeros de la 2016 (Parte 2)

Buenas a todos, la escritura de esta segunda parte se ha demorado un poco, lo reconozco, pero las labores universitarias han ocupado todo mi tiempo, pero ya es hora de hablar del final de estas mini crónicas.

Remontémosnos a comienzos de este nuevo año 2016.

Acabamos de dejar atrás una de las peores temporadas que un servidor recuerda, la cual entre unas cosas y otras acabó con una sonrisa en la boca. Los primeros intentos de este nuevo año han dado de sí buenas esperanzas, sobretodo al lograr quitarme una espinita clavada en mi desde hace mucho.

2 de enero, aún noche cerrada, y me encuentro ya cargando el coche y saliendo rumbo al mar, en mi última intentona antes de este parón que me ha tenido abstenido estas semanas. Van pasando los minutos, los kilómetros que dejamos atrás al son de la música de Audioslave que suena durante este camino. Al final llegamos al lugar deseado, donde nos encontramos dos cosas.

La primera es una mar de fondo muy agresiva, y la segunda es que el pesquero por el que había recorrido tanta distancia esta ocupado. Ahí comienzo a pensar una alternativa, y ya con el sol apunto de comenzar a despuntar en el horizonte, se me ocurre un lugar donde quizás a pesar de las condiciones, podré ejecutar algún lance.

Ya en dicho lugar, las olas se elevan y van dejando una estela muy pronunciada a su paso, y cuando rompen en las orillas desatan una "lluvia" a modo de bruma que inunda la zona, y me empaña las gafas nada mas salir del coche.

Me decido a montar todo el equipo, y comenzar a pescar. La marea incomoda mucho la acción, y estoy apunto de perder dos long minnow por enroques con el escaso fondo que había en el espumero, pero no desespero y cambio de artificial. Dentro de mis long minnow, anudo el que menos profundiza, que es el Shore Line 17 nuevo que me llegó desde Japón, el cual logro catapultar bien lejos tras las grandes olas gracias al 0.14 y a la Skirmjan que lo catapulta bien lejos.

Ya en la zona cero, un par de toques de puntera después, me paran el artificial en seco, la skirmjan se arquea de sobremanera, y mi Xfire comienza a cantar como un jilguero... ¡Esto si era un buen bicho!



A la vista de lo ocurrido los días anteriores, me inundó un cierto negativismo, pensando que volvería a perder una buena pieza, pero quizás ese negativismo, me ayudo a estar tranquilo y pelear al pez como debía.

La batalla es trepidante, de las mejores que he tenido. Tener un conjunto tan liviano favoreció a que disfrutase de la pelea como nunca antes, y la fuerte mar y la tipología del pesquero ayudaban al pez a correr y correr hacia los bordes rocosos, o las rocas que tapizaban el fondo (a escaso metro de profundidad).

Tras unos momentos de duda, donde pensaba que el animal iba a lograr llegar a los bordes rocosos y cortar, logro encaminarlo, y meterlo donde yo quería. Llegados a este punto ya comienzo a estar mas confiado, y soy consciente de que llegaba un punto muy dificultoso, que es varar a un buen pez.

Aún no había visto ni siquiera su silueta, pero cuando ya estaba pegado a la orilla, veo un lomo con una aleta puntiaguda asomando... ¡Era mi Reysaco! No podía creer que por fin volviese a tener a un buen pejerrey al otro lado, y este a continuación ejecuta un salto precioso fuera del agua, para acabar cayendo en esta y acelerando hacia adentro, ganándome un par bueno de metros de nuevo.

Camina paralelo a la línea de costa, y yo con él, hasta que empiezo a ver que se esta cansando. En eso veo venir una ola y pienso en probar a ponerlo en seco. Gracias a dios que tenía el freno suave, porque la ola me lo pone al lado mio, pero con las mismas se lo vuelve a llevar. A la siguiente lo hago mejor, dejo que el mismo nade y se quede sin agua sobre el callado.

Hay demasiada poca agua, ya no puede nadar, pero no me precipito, y dejo que venga la ola que me lo deje ya definitivamente en tierra firme, la cual llega 2 segundos después. Ahí agarro el bajo de línea, y lo subo un par de metros.

Es ahí cuando suelto un rotundo -SÍ-

No monté el número que monté con la lubina, porqué este pez era algo especial, era un objetivo cumplido, y por ello mas que expresarlo externamente, lo expresé hacia dentro, y la felicidad comenzó a invadirme. Un objetivo cumplido a base de dejarse el alma en cada salida, y que dio sus frutos tras dos años...

 
 
 
 
 

 

 
Tras una fugaz sesión de fotos, llegaba la última parte, la cual podría finalizar este objetivo de la mejor manera, con su devolución al medio de donde vino. Era consciente de que no sería nada fácil por la tipología de la orilla, y con la mar que había, pero quería intentarlo...
 
 
 
Empiezo caminar agua a dentro, para intentar buscar algo mas de calma que donde rompían las olas, y muevo y muevo a mi amigo para oxigenarlo, pero no encuentro respuesta alguna. Pasaban los minutos, y le veía como movía sus aletas pectorales, pero no sentía esos coletazos que son indicativo de mejoría... Estaba apunto de desistir, pero ahí recordé las palabras de un buen amigo, que me dijo que estos peces les cuesta mucho reaccionar, que no dejara de intentarlo que seguramente reaccionaria...
 
Pues no desistí, lo intenté por activa y por pasiva, y cuando ya llevaba 7-8 min el animal empezó a darme coletazos, empecé a sonreír a pesar de que las olas me hubiesen calado hasta los huesos, quería verle irse con mis propios ojos, y cuando ya llevaba sobre 10 min de acción, y a la vista de que el animal ya daba coletazos, decidí hacer la prueba de fuego, soltarle para ver si nadaba o se iba a flote...
 
 
 
Para alegría mía, lo solté, el animal de enderezó y comenzó a nadar mar adentro, y es ahí cuando realmente estallo externamente de alegría, había logrado cerrar un circulo perfecto...
 

 
Lograr un gran objetivo, y poder agradecerle al mar dicha ofrenda con la devolución de mi fiel amigo... ¿Se puede pedir algo mas?
 
Un saludo a todos y buena pesca !!